Tenemos que aprender a perdonar, y perdonarnos.
Ser conscientes de nuestras faltas, es muy importante para poder hacer el trabajo interior del perdón. Si no somos conscientes, nuestra falta se convertirá en culpabilidad y la cargaremos toda la vida, sin poder hacer ese maravilloso trabajo de perdonarnos y perdonar.
a) me siento mal por lo que he hecho;
b) me da vergüenza de lo que he hecho y no quisiera que se sepa;
c) me siento manchado, he hecho algo que no es limpio, he jugado sucio;
d) me da rabia contra mí mismo de ver que yo he sido capaz de hacer lo que he hecho;
e) siento haber desperdiciado la oportunidad de hacer bien,
f) me desanima ver que he vuelto a caer en lo que sé que no está bien;
g) me pesa haber traicionado la confianza de otra persona;
h) me pesa haberme traicionado a mí mismo, no he sido fiel a lo mejor de mí mismo.
-¿Distingo entre aceptarme y justificarse? ¿Soy capaz de aceptarme a mí mismo, sin que eso signifique justificar como bueno lo malo que he hecho?
Y si además somos codependientes y creemos que tenemos que hacernos responsables de las faltas de los demás, en especial la de nuestros familiares, estaremos atados a unas cadenas que nos mantendrán con la culpa toda la vida.
Carlos Alemany. (1998). Los 14 Aprendizajes Vitales. Bilbao, España: EDITORIAL DESCLÉE DE BROUWER, S.A., 1998.
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